El presidente Juan Manuel Santos pidió agilidad en la atención a los afectados.
Cuando aún podrían faltar alrededor de 40 días de lluvias, el país sufre una de las peores tragedias naturales de la última década. Miles de damnificados que han tenido que evacuar sus viviendas, más de 400 muertos, hectáreas de pastos y cultivos anegados, municipios semidestruidos, barrios inundados y decenas de tramos viales cerrados hacen parte del trágico balance de la segunda temporada invernal registrada desde agosto del 2010.
La emergencia es de tal magnitud que el Gobierno ha tenido que convocar a consejos de ministros para tomar decisiones relacionadas con asignación de recursos para suministrar alimentos, montar albergues temporales, prestar atención médica, reubicar a los damnificados y restablecer el paso en diversas carreteras que están obstruidas por derrumbes y deterioro de la banca. Las vías más afectadas han sido las del centro y nororiente del territorio nacional. Poblaciones como Honda, Útica, Chía, Barbosa (Antioquia) Pamplonita, barrios de Cali, Medellín, Bogotá y los municipios aledaños (Ubaté, Lenguazaque, Cucunubá, Yacopí y San Cayetano) han sido afectados, especialmente en sus áreas rurales.
En la Costa Caribe, los ríos Magdalena y Cauca han comenzado a desbordarse causando graves daños a los habitantes de pequeñas poblaciones que permanecen anegadas. Los comités de alertas se mantienen activos, al igual que el sistema de atención de calamidades.
El presidente Juan Manuel Santos pidió agilidad en la atención a los damnificados, e indicó que todos deberán recibir ayuda en materia de suministro de alimentos, traslado a albergues y subsidios para la reubicación en hogares temporales, así como el pago de arrendamiento para quienes se ven obligados a evacuar sus viviendas.